Astrid Agenjo Calderón
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FILIACIÓN: Departamento Economía, Métodos Cuantitativos e Historia económica. Universidad Pablo de Olavide.
INVESTIGACIÓN: Economía Política Feminista: el enfoque de la sostenibilidad de la vida.
Me licencié en Economía en la Universidad de Extremadura y realicé un Máster en Economía Internacional y Desarrollo en la Universidad Complutense de Madrid. Decidí realizar mi tesis doctoral en la UPO porque existía un grupo de investigación pionero en España sobre Economía Feminista, Ecológica y Desarrollo dirigido por Lina Gálvez Muñoz (EcoEcoFem / SEJ-507). Me doctoré en 2019 y desde 2021 soy profesora Ayudante Doctora en el Dpto. de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia económica, y coordinadora del Máster de Género e Igualdad de la UPO. He realizado estancias en Alemania, Paraguay, El Salvador y Valencia. Cuento con 35 publicaciones científicas y he participado en más de 90 actividades de transferencia del conocimiento vinculadas con la economía feminista. Este compromiso con la transferencia se refleja también en la continua participación en redes nacionales e internacionales como el Grupo de trabajo "Economía Feminista Emancipatoria" del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, la “Red Iberoamericana de Investigación en Trabajo, Género y Vida Cotidiana” (TRAGEVIC), la “Spanish Labour History Network”, y el grupo de “Economía inclusiva” de Fuhem ecosocial. También soy socia fundadora y vicepresidenta del “Gender Observatory on Economy, Politics and Development” (GEP&Do) con sede en la UPO.
El feminismo ha abierto nuevas puertas a mi forma de entender la Economía, en tanto forma de pensamiento, de relación y de acción política. En lo que respecta a mi investigación, este punto de vista me permite 1) ampliar la idea de economía y trabajo para dejar de asociarlo solo con lo mercantil/monetario y situar en el centro los procesos de sostenibilidad de la vida, los cuales dependen tanto de la naturaleza como de otros múltiples recursos, trabajos y cuidados realizados en el ámbito público, comunitario y doméstico. 2) También me permite introducir el género como categoría fundamental a la hora de entender cómo funciona el sistema económico, desvelando las diferencias de poder interseccionales entre hombres y mujeres en la sociedad, y las estructuras y limitaciones que hacen que las desigualdades se produzcan y persistan. En particular, prestar atención a aquellas desigualdades relacionadas con la división sexual y racializada del trabajo; 3) entender que la economía feminista es también una propuesta de transformación que pretende desmitificar la organización capitalista de la vida y proponer formas alternativas de organizar la vida en común bajo criterios de justicia, equidad y sostenibilidad. Este proceso de investigación feminista es en muchas ocasiones un tránsito plagado de contradicciones y dudas, pero también de inmensas alegrías al descubrir que otras formas de pensar y estar en este planeta son posibles, y de satisfacción al corroborar que no estamos en absoluto solas en este camino.