77.-Sepultura de Espartero
C/ San Teófilo, izquierda, 2
Obra firmada por Aixa Valencia, realizada en mármol blanco, presenta un sepulcro decorado mediante motivos vegetales en sus esquinas y guirnalda que pende de su parte delantera, y formas geométricas que configuran el sepulcro. El perímetro del conjunto se cierra mediante una cadena en forja cuyos tramos se marcan con balaustres rematados con esferas.
Vista frontal panteón “El Espartero”
En su parte superior, coronándola, se levanta el elemento ornamental más característico del panteón, una columna truncada con fuste estriado, que reposa sobre una cruz latina. El cuerpo inferior de dicha columna aparece en pie, envuelta en una tela, y la parte superior caída, mostrando un capitel de orden compuesto. Símbolo esta de su temprana muerte, acaecida cuando solo contaba con 29 años, y estaba en la plenitud de su carrera. Recordando su muerte durante la lidia, aparece una inscripción en el capitel de mencionada columna:
“Murió por el arte 27 de mayo de 1894”
Detalles panteón “El Espartero”
El 15 de mayo de 1896 el Ayuntamiento de Sevilla concede a D. Francisco Joaquín García 8 m2 de terreno para la construcción de un panteón familiar.
D. Manuel García Cuesta nacería en el barrio sevillano de la Alfalfa, en 1866, siendo hijo de un espartero, de donde posteriormente le vendría su apodo taurino. Desde joven sitió la afición por el mundo del toro, abandonando los estudios de espartería que sus padres quisieron que iniciara, para irse a capeas y novilladas de pueblos cercanos a la ciudad de Sevilla. Con tan solo 15 años comenzó a lidiar reses en compañía de novilleros conocidos. Fue presentado como banderillero en 1883 en Sevilla por Cirineo, labores para las que no tenía facilidad. Un año más tarde, y sin que nadie lo esperase después de lo acontecido como banderillero, hizo sus primeras proezas como matador de toros en Cazalla de la Sierra. En 1885 tomaría la alternativa en la Real Maestranza de Sevilla, de la mano de Antonio Carmona “el Gordito” llegando a convertirse en uno de los toreros más famosos de su tiempo.
“El Espartero” murió joven, contando tan solo con 29 años, tras la cornada que le asestó el toro “Perdigón”, de la ganadería Miura, en la Plaza de Toros de Madrid, el 27 de mayo de 1894. Sería trasladado de Madrid a Sevilla, ciudad donde se le dio sepultura, rodeado de gran número de público que lloraba su pérdida.