68.-Panteón familia Villamarín-Guillén Márquez-Guillén
C/ San Braulio, derecha, 2ª línea
Carente de valor artístico alguno, hemos querido destacar dicho panteón por el valor histórico y sentimental que tiene para la ciudad de Sevilla la figura de quien en ella se da sepultura, D. Benito Villamarín Prieto. Nacido en 1917 en Toén, provincia de Orense, D. Benito Villamarín desarrolló una actividad comercial relacionada con la industria, dedicándose a la exportación de aceitunas, aunque para la ciudad de Sevilla pasará a la historia por haber ejercido como Presidente del Real Betis Balompié entre los años 1955 y 1965. Éste gallego, establecido en la ciudad desde 1939, llegó a su cargo el 28 de mayo de 1955 en sustitución de D. Manuel Ruíz Rodríguez, en un momento marcado por la difícil situación que vivía el club hispalense tras pasar los últimos siete años en la tercera división del fútbol español. Más allá de los éxitos deportivos, consiguiendo el ascenso a primera división en la temporada 1957-1958, D. Benito Villamarín realizó por estos años la compra del antiguo Estadio Municipal de Heliópolis, pasando a ser propiedad del Betis el 12 de agosto de 1961. Situado en la hoy Avenida de la Palmera, en la actualidad es la sede del Real Betis Balompié. En 1965 dimitiría mediante una carta escrita a la afición, y sería sustituido en el cargo por su hermano, D. Avelino Villamarín Prieto.
Finalmente, fallecería en Sevilla en 1966 víctima de un cáncer a los 49 años de edad. Posteriormente, y como reconocimiento a la figura y labor de D. Benito, el estadio pasó a recibir el nombre de Estadio Benito Villamarín, hasta el año 1997 cuando fue sustituido por el entonces Presidente de la entidad, D. Manuel Ruiz de Lopera. En 2010, y por votación de los socios del club, volvió a recuperar el nombre de Benito Villamarín.
La relación de D. Benito Villamarín con la ciudad de Sevilla no terminó en el ámbito del deporte, así pues D. Benito y su esposa, Dña. Ángela Guillén Morillo, costearon la canastilla del paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo para que pudiera realizar su primera estación de penitencia en 1958. Del mismo modo fueron los padrinos de la bendición de las andas en 1959. En agradecimiento a su dedicación, fue nombrado Teniente Hermano Mayor Honorífico de la Hermandad de Santa Genoveva.
En lo referente al panteón, se trata de una construcción de planta rectangular con cubierta a dos aguas y ejecutada en ladrillo de color natural con resaltes en mármol blanco para la decoración en la fachada. El acceso al panteón da lugar mediante un arco de medio punto que apoya en columnas, las cuales no presentan ornamentación alguna. Flanquean el vano de entrada una pareja de pilastras. El sencillo entablamento, que únicamente recoge la inscripción que da nombre al panteón, da paso a una discreta cornisa que recorre todo el perímetro de la construcción. Coronando la fachada un frontón carente de elementos ornamentales. El autor del proyecto y construcción de panteón sería D. Alfonso Gómez de la Lastra que lo realizaría en 1967, quien expresa en la memoria del mencionado proyecto que el panteón-capilla tendría una “parcela de forma rectangular, con una superficie de 12 m2, con fachada de 3´60 metros lineales y fondo de 3´33 metros lineales. El panteón de Capilla dispondrá de seis enterramientos y osarios, cuyas dimensiones puede apreciarse en el plano que se adjunta. El exterior se trata con paramento de ladrillo visto y revestidos de piedra, formándose un zócalo con piedra pulimentada…”.
Panteón Villamarín Guillén-Márquez Guillén
Según consta en el Registro del Cementerio de San Fernando, la concesión de este panteón familiar fue otorgada a Dña. Ángeles Guillén Morillo, viuda de Villamarín, y a la hermana de ésta, Dña. Dolores Guillén Morillo. En el panteón se encuentran inhumados D. Benito Villamarín Prieto, su esposa Dña. Ángeles Guillén Morillo, y su hija, Dña. Dolores Guillén Morillo, su marido D. José Luís Márquez Suarez, y su yerno.