42.-Cripta Hermandad Sacramental del Salvador

 

 

Nos encontramos ante una cripta de grandes dimensiones donde se destaca el edículo que marca la entrada a la misma. Dicho edículo presenta una planta rectangular cubierta a dos aguas de claras características neogóticas, y del que destaca el material constructivo siendo éste hierro negro. Presenta tres vanos de arcos apuntados, con vidrieras en los muros laterales y uno de mayor tamaño reservado para dar acceso al interior en la cara frontal de dicho panteón, que igualmente presenta una vidriera. La única decoración que ostenta, además de estas vidrieras, son unas lacerias góticas en el remate de la puerta de acceso, una cruz latina rematándolo y las características cresterías tan propias del gótico que terminan en pequeños pináculos en las esquinas de la cubierta. Por testimonios del personal del Cementerio sabemos que en su interior la única decoración que presenta es un magnífico retablo cerámico del Señor de Pasión, titular de la corporación propietaria del panteón.

 

42.jpg

 

Vista frontal panteón Sacramental del Salvador

 

42a.jpg

 

Vista general panteón Sacramental del Salvador

 

Perteneciente a la Archicofradía Sacramental del Salvador, fusionada desde 1918 con la Hermandad de Pasión, serviría para dar sepultura a los hermanos de la mencionada Hermandad. La fundación de dicha Hermandad data del siglo XVI, con la aprobación de las primitivas Reglas el 2 de junio de 1543, donde además del culto al Santísimo Sacramento, también se veneraba la Inmaculada Concepción de la Virgen.
Un hito en la historia de esta Archicofradía Sacramental lo constituye sin duda el voto o juramento público que sus miembros pronunciaron el 1 de junio de 1653, Pascua de Pentecostés, en defensa del misterio concepcionista. No se trata, por tanto, de un voto de sangre como el que 38 años antes había proclamado la Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla (vulgo "El Silencio"), en el que se juraba dar la vida si ello fuere preciso por defender esta misma creencia. Lo que sí se afirma, en cambio, es el carácter vinculante de dicha promesa, de tal manera que ningún individuo podría ingresar en las filas de la corporación "de aquí adelante para siempre jamás... sin que el mismo día que aya de ser admitido en ella, haga el mismo voto, y juramento". Asimismo, y quizás sea ésta la decisión más trascendental, se estableció el rememorar anualmente este piadoso acto con una fiesta consagrada a la Purísima, que rápidamente se convirtió en la principal de la Hermandad, acaeciendo regularmente el segundo día de Pascua de Pentecostés. Al calor de este renovado fervor concepcionista, la Cofradía del Santísimo Sacramento decidió adquirir en 1654 una efigie mariana, a la que desde finales del siglo XVII otorgaron el título del Voto.