A vueltas con el calor en Sevilla

Olas de calor, alertas amarillas, naranjas o rojas, medidas preventivas, horarios laborales restringidos, son términos que en los últimos lustros se nos transmite insistentemente desde los medios de comunicación apenas asoma el mes de junio.

Sevilla, por su enclave geográfico, la depresión del Guadalquivir y la cercanía del norte de África, ha sido siempre una de las ciudades más calurosas de la Península Ibérica. Las temperaturas medias máximas en verano oscilan entre 26 y 44ºC, rebasando las máximas absolutas habitualmente los 40ºC en las horas centrales del día.

En las estadísticas térmicas recogidas desde el último cuarto del siglo XIX (José Jaime Capel Molina: Un siglo de observaciones térmicas en Sevilla: 1871-1970), se barajan algunas cifras en grados centígrados alarmantes como los 49,3ºC de 1876, los  46,8º C de 1897, los 44,6º C de 1967, los 43,3ºC de 1970, los 45ºC de 1985, los 46ºC de 2002 o los 44,5ºC de 2018. Es decir, calor y temperaturas altas hemos tenido siempre.

El clásico botijo, el abanico, la siesta a la sombra, refrescarse en una fuente o el simple pañuelo para recoger el sudor eran algunos de los remedios que el sevillano de a pie tenía a su alcance para mitigar la canícula veraniega. Nada de esto tiene que ver con los adelantos técnicos y las medidas de seguridad de los que hoy disponemos a la hora de enfrentarnos a estos episodios de altas temperaturas.

Las fotografías de los Arcos, Serrano, Gelán, Cubiles y Gasán incluidas en esta exposición virtual proceden de negativos originales en blanco y negro y color en soporte plástico de acetato de 35 mm y 120 mm. Con un arco cronológico que oscila entre 1950 y 1991, las imágenes han sido seleccionadas y documentadas por el personal técnico de la Fototeca Municipal y reproducidas y tratadas digitalmente por el Departamento de Reprografía del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones del ICAS del Ayuntamiento de Sevilla.

 

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Calor en Sevilla