El Ayuntamiento de Sevilla elabora un catálogo que protegerá las placas cerámicas de Olavide y las lápidas de Cervantes que quedan en la ciudad en el marco de la estrategia municipal de defensa y puesta en valor del patrimonio

Las placas de Olavide, de las que sólo se conservan apenas un centenar, servían para organizar la ciudad en cuarteles, barrios y manzanas. Las denominadas lápidas cervantinas fueron colocadas por el municipio en 1916 con motivo de la conmemoración del tercer centenario de la muerte de Miguel de Cervantes y de las 25 iniciales quedan actualmente 19 que han sido restauradas en 2016 por la Gerencia

El Ayuntamiento de Sevilla, a través de la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente, ha elaborado un catálogo que protegerá las placas cerámicas de Olavide y las lápidas de Cervantes que quedan en la ciudad. Se trata de una relación de detallada y una identificación precisa de todos estos elementos reuniéndolos en un catálogo para inventariarlos y dotarlos de la debida protección patrimonial. 

El delegado de Hábitat Urbano y Cohesión Social, Juan Manuel Flores, ha señalado que “con la protección de estos elementos, el gobierno municipal se reafirma nuevamente en su compromiso por la preservación y protección del patrimonio histórico, del que también forman parte sin duda estas piezas singulares. Gracias a este catálogo quedarán ahora inventariadas y su protección asegurada”. 

Entre estos  elementos, hay algunos de gran interés histórico y artístico que aún se conservan, como algunas de las placas cerámicas que el asistente de Sevilla, Pablo de Olavide, realizó a finales del siglo XVIII para organizar racionalmente la ciudad en cuarteles, barrios y manzanas, a imagen de la llevada a cabo por aquel entonces en la ciudad de Madrid. 

Consideradas un elemento clave para comprender la evolución urbana del Casco Antiguo de Sevilla, el Ayuntamiento se ha propuesto ahora conservar las placas que aún permanecen en las fachadas de diversos edificios, apenas un centenar de las miles instaladas en origen y que, por diversas razones,  fundamentalmente por el expolio que han sufrido, han ido desapareciendo. 

Junto con dichos elementos, se han incluido también en este catálogo las denominadas lápidas cervantinas, colocadas por el municipio en 1916 con motivo de la conmemoración del tercer centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. De las 25 lápidas inicialmente colocadas, quedan actualmente 19 que han sido restauradas en 2016 por la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente con motivo del cuarto centenario de la muerte del escritor. 

Con su inclusión en dicho catálogo se propone se propone su protección como elementos singulares y se establecen unas normas de protección específicas para dichas piezas, para cada una de las cuales se ha realizado una ficha específica. 

En el caso de las placas de Olavide, fueron elaboradas para señalizar el callejero que en el siglo XVIII estaba surgiendo en la ciudad, dividida entonces en cinco cuarteles –uno de ellos el de Triana, al  otro lado del  río—,  cada uno de los cuales englobaba 8 barrios, resultando un total de 320 manzanas. Se trata de unas pequeñas placas de azulejo fabricadas en Triana, realizadas en una única baldosa rectangular, con formato vertical. Están pintados a mano de manera muy sencilla, con un marco azul sobre fondo blanco y el texto en negro. Todos están encabezados por una cruz, pintada también en azul, que se asemeja a la Cruz de la Orden del Temple. 

En algunos de los edificios más destacados de la ciudad no se utilizaron placas de azulejo, siendo éstas sustituidas por placas de piedra. En la actualidad se conservan 35 placas de nomenclátor, 36 de cuartel, barrio y manzana, 42 de número de vivienda y siete de enclaves o lugares destacados de la ciudad. 

Por otra parte, las 19 lápidas cervantinas que han llegado a nuestros días  y que se han incluido en este catálogo, obedecen todas a las mismas características. De esta forma, están compuestas por 32 baldosas cuadrangulares y rectangulares en las columnas laterales, enmarcadas por una cenefa de roleos que rodean el campo central. Éste se encabeza con coronas de laureles y guirnaldas, que a modo de laudas recogen el escudo de la ciudad de Sevilla y el retrato de Miguel de Cervantes. El resto del espacio lo ocupa la leyenda correspondiente siempre encabezada con la frase “El príncipe de los ingenios españoles Miguel de Cervantes y Saavedra…”, siendo ejecutadas mediante la técnica de la cuerda seca en la Fábrica de José Mensaque.