Reseña histórica sobre las murallas de la Macarena de Sevilla (I)
Actualmente está en marcha la rehabilitación de la muralla, cuya recuperación y puesta en valor se plantea en cuatro fases con cuatro proyectos distintos.
Antecedentes históricos y arquitectónicos
Origen de las murallas
La muralla islámica del tramo entre el Arco de la Macarena y la Puerta de Córdoba corresponde a la ampliación ordenada, según Ibn Idari, por el segundo sultán almorávide Yúsuf ibn Tasufín (1107-1143). Dicha construcción se completaría en la segunda mitad del siglo XII con las reformas y reconstrucciones de los almohades.
Debido al avance cristiano tras su victoria en la batalla de las Navas de Tolosa de 1212, el califa Yusuf II emprenndió una serie reconstrucción de las murallas y acometió la construcción del antemuro o barbacana e hizo excavar un foso alrededor. En este momento se atribuye también el recrecido general del camino de ronda en dos tapiales visible en la cerca.
Derribo y protección de las murallas
El proceso de derribo de las murallas se produjo desde 1858 con el derribo de la Puerta de la Barqueta hasta 1873 con la caída de la Puerta del Sol, quedando en pie la Puerta o Arco de la Macarena y el Postigo del Aceite.
La Comisión de Monumentos realiza en 1859 un informe solicitado por el Ayuntamiento y este, a su vez, por el Gobernador Civil de la Provincia, en el que se declaraba la no demolición de este tramo de la Muralla.
En 1908 se declara Monumento Nacional según Decreto 0089M de 11/1/1908 y publicado en la Gaceta de Madrid el 20 de enero de 1908.
Composición de las murallas
Constructivamente la muralla está formada por cajones de tapial de argamasa formado con cal, arena y guijarros de una media de 2,25mts de largo por 0,84 metros de alto y complementado por ladrillo en las bóvedas, arcos e impostas, así como las fajas decorativas. A tres metros y medio se puede observar el antemuro o barbacana coronada por almenas y aspilleras abiertas a tramos regulares. Entre estas dos líneas de edificaciones aparece el foso. La construcción almorávide se recreció en su altura con dos tapiales, quedando las primitivas almenas embellecidas de sus frentes y costados.
En el tramo entre la Puerta de la Macarena y la de Córdoba aparecen ocho torres de planta rectangular de cuatro metros de anchura. Dichas torres están separadas entre sí unos cuarenta metros, son macizos hasta el paseo de la ronda y responden a dos tipologías que aparecen alternativamente: torres mochas, sin cámara cubierta, dotadas de saeteras con un solo parapeto a la altura del paseo de la ronda; y torres altas con cámara cubierta, dotadas de saeteras y temate almenado y en algunas aparece decoración de encintado de ladrillo.
Torre Blanca
La torre más monumental es la llamada Torre Blanca o torreón de la Tía Tomasa, de planta octogonal y dos pisos abovedados. El primer cuerpo está atravesado por el camino de la ronda, ascendiendo al segundo y a la terraza por una escalera de planta cuadrada dispuesta en un macizo central.
Puerta de Córdoba
La Puerta de Córdoba obecede al sistema de disposición acodada siguiendo la norma de construcción almorávide. Abierta dentro de una torre saliente del recinto, el interior se articula en torno a un patio de regular extensión que en su parte superior está rodeado de un parapeto almenado. Tiene su puerta al costado sur; del costado norte arranca la escalera a la planta superior. En el interior queda rodeada por sus lados este y norte por arcos de ladrillo sobre pilares del mismo material.
Al fondo del patio existió un hueco adintelado con arcada de medio punto, destruida a principios del siglo XVII cuando se construye el acceso a la Iglesia de San Hermenegildo. En el lado antiguo a la arcada se abre una doble cámara, también con arcos de medio punto, que alojaría el cuerpo de guardia y se presupone que fue la cárcel donde estuvo encarcelado San Hermenegildo. En los años 60 sufrió una profunda restauración dirigida por el arquitecto Félix Hernández.
Puerta de la Macarena
La puerta de la Macarena, en su actual configuración, con un gran arco enmarcado por pilatrones y rematado por jarrones, corresponde a la obra llevada a cabo por el arquitecto José Chamorro a comienzos del siglo XIX, pero es un buen ejemplo de las sucesivas reformas que se realizaron en las puertas de la ciudad a partir del siglo XVI para adaptarlas a las nuevas necesidades urbanas. Fue reedificada en 1723 según una inscripción sita en la misma puerta y reformada en 1795 por el arquitecto José Chamorro.
En los años 60 se efectuó una rehabilitación de las murallas, pero en diciembre de 1984 se iniciaron las obras de rehabilitación integral de las murallas de la Macarena hasta 1988, bajo la dirección del arquitecto José García-Tapial y del aparejador Cabeza Méndez.
A finales de 1996 y principios de 1997, la puerta de la Macarena sufre serios problemas de desprendimientos del interior del Arco y bajada de la clave del mismo debido a su mal estado de conservación. Las obras de consolidación y restauración fueron digiridas por el arquitecto Alfonso Macías Rodríguez a finales de 1997 y principios de 1998.
Reseña histórica de 2003
Más información sobre el proyecto de rehabilitación de la muralla de la Macarena.